Dulce como el azúcar
Maru y Hana demuestran repetidamente que son verdaderos matones y que les encanta jugar en casa. Pero en este vídeo los gatos se lo toman con calma y prefieren acomodarse en su pequeña cueva de peluche.Durante su hora de abrazos, el gato Maru aprovecha la oportunidad para abrazar a su compañero de cuarto. Con ternura le lame el pelaje; Hana disfruta y guarda silencio. Dado que el gato descarado suele perseguir a sus congéneres por la habitación, esta tranquila fase de relajación es un cambio agradable. ¡Cariño!
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