Bienestar de los animales
La caza furtiva ilegal amenaza a las poblaciones de especies que ya se encuentran en peligro de extinción. El hecho de que parte de las ganancias incluso se destine al financiamiento de milicias internacionales y grupos terroristas le da al tema un agregado dramático. Es hora de actuar.
La caza ilegal de elefantes, rinocerontes y compañía ya no es un secreto. Sin embargo, la efectividad de muchas medidas contra estas maquinaciones contra los animales ha sido baja hasta ahora. Por pérfido que parezca, el terrorismo internacional en particular podría asegurar indirectamente una protección animal más completa. Porque un estudio encargado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) proporciona nuevos conocimientos sobre las consecuencias de la caza furtiva.
De acuerdo con esto, los cazadores furtivos enviarían parte de sus ganancias a canales que a su vez financian a los grupos terroristas. El descubrimiento de estas conexiones alarmó a los países afectados de Asia y África. Y en Occidente, también, el tema ha pasado a la agenda con este conocimiento: "En los Estados Unidos, este tema se ha convertido ahora en una preocupación de seguridad nacional", explica Carlos Drews, Director del Programa Global de Especies de WWF.
La caza furtiva ocupa el cuarto lugar entre los delitos más lucrativos
El WWF sitúa los ingresos de transacciones ilegales en activos naturales protegidos en casi 15.000 millones de euros al año. En una comparación internacional, la venta de productos animales ocupa el cuarto lugar entre los delitos más lucrativos detrás del comercio de drogas, armas y productos de marca falsificados. Por tanto, se trata de una gran cantidad de dinero que no debería acabar en las manos equivocadas. Las víctimas son inicialmente criaturas como tigres, elefantes y rinocerontes, por cuyas pieles estéticas o marfil se pagan precios horribles en el mercado negro. Un kilo de marfil de rinoceronte solo aporta hasta 60.000 euros en el mercado negro, un solo colmillo de elefante hasta 190.000 euros.
Cómo funciona el contrabando en la práctica
El contrabando se puede ejemplificar de la siguiente manera: En Kenia, rica en especies, los cazadores furtivos practican la caza ilegal. El marfil capturado luego cruza la frontera hacia el puerto de Kismaju, controlado por la guerrilla, en la vecina Somalia. A partir de ahí, los recursos naturales llegan a los mercados de ventas internacionales. Parte de las ganancias luego se destina a la milicia terrorista Shabab, por ejemplo, que lucha contra la autoridad estatal somalí. Y así, cada año, 30.000 elefantes mueren solo en África, sobre todo con fines terroristas. En Sudáfrica, la caza de rinocerontes aumentó en un 30 por ciento entre 2011 y 2012. Según un informe de "Spiegel", los guardias de los parques nacionales de rinocerontes en Kenia cortaron temporalmente los cuernos para proteger a los animales de los cazadores furtivos.
Marzo de 2013: Conferencia para los animales en Bangkok
El próximo mes de marzo se celebrará una conferencia sobre este tema en Bangkok, Tailandia. El objetivo es encontrar soluciones para prevenir el contrabando internacional de productos animales. Organizaciones como WWF están presionando para que se tomen medidas más estrictas contra la caza furtiva: "Estamos cansados de esperar. Estamos perdiendo la paciencia y los animales", dice Drews.
Desde el punto de vista de los activistas por los derechos de los animales, este desarrollo debe ser bienvenido, por un lado, porque menos contrabando significa una mayor protección para las especies animales en peligro de extinción. Lo que es decepcionante es que la caza furtiva ilegal primero tuvo que relacionarse con la seguridad internacional para que se tomara un lado activo a favor de los animales.