Enfermedades animales
La inflamación crónica del páncreas, también conocida como pancreatitis, puede afectar gravemente al cuerpo de un gato. Porque si un órgano digestivo no puede funcionar correctamente, rápidamente afecta a todo el organismo.
Si se sospecha de pancreatitis crónica, el veterinario hace el diagnóstico - Imagen: Shutterstock / Ermolaev Alexander
El páncreas es uno de los órganos digestivos. Forma jugos digestivos que descomponen los alimentos en sus componentes más pequeños. Si este órgano, tan importante para la digestión, se inflama, se interrumpe todo el proceso digestivo y metabólico, lo que finalmente puede afectar a todo el cuerpo del gato.
La pancreatitis crónica a menudo sigue a una inflamación aguda del órgano. Sin ser detectada, la enfermedad progresa y puede conducir a un daño irreparable, porque el tejido glandular sensible muere debido a la inflamación permanente, que en el peor de los casos puede ser fatal. Si la pancreatitis no se descubre a tiempo, el curso de la enfermedad ya no se puede detener, sino que solo se ralentiza y los síntomas se alivian.
Causas de la pancreatitis crónica
En la mayoría de los casos, las causas de la pancreatitis crónica ya no se pueden rastrear; esto se debe principalmente al hecho de que la enfermedad generalmente se diagnostica muy tarde. Otros posibles desencadenantes de la pancreatitis pueden ser físicos, como un accidente automovilístico o una hipotermia grave. A veces, sin embargo, la pancreatitis crónica también se remonta a una infección causada por bacterias o virus. La obesidad y los trastornos metabólicos pueden ser factores de riesgo adicionales. También es posible que un tumor no descubierto cierre el conducto pancreático y provoque inflamación.
Dos formas de la enfermedad
Los veterinarios diferencian entre dos formas de pancreatitis crónica. A intervalos irregulares, puede desencadenar repetidamente problemas digestivos como diarrea o vómitos, que desaparecen en el medio. Pero también existe la forma inadvertida de pancreatitis que progresa sin que el gato muestre ningún síntoma. Solo cuando el órgano se ha visto gravemente afectado y ha retrocedido, los propietarios notan que algo anda mal con su gato, por ejemplo, porque de repente pierde peso. En ambos casos, el gato debe ser tratado por el veterinario.
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