Salud del gato
Un veterinario no siempre puede determinar qué le pasa a un gato mediante la palpación. Por lo tanto, ocasionalmente se necesita una radiografía para buscar lesiones o problemas que no son visibles desde el exterior. Pero, ¿qué tiene que hacer exactamente tu gatito cuando necesita una radiografía?
Independientemente de si se trata de huesos rotos o enfermedades de los órganos internos, diagnosticar lesiones que no son visibles desde el exterior siempre es un desafío. Por lo tanto, un examen de rayos X a menudo es indispensable. El procedimiento no lastimará a su gato, pero es importante que mantenga la calma. De lo contrario, no se verá nada útil en las imágenes de rayos X. Por lo tanto, es posible que deba anestesiarla o adormecerla. Si esto no es posible por motivos de salud, el veterinario necesita un ayudante para sujetar la pata de terciopelo.
Procedimiento de examen de rayos X
Si hay una radiografía pendiente, el veterinario primero examinará al gato para ver si está lo suficientemente en forma para recibir una inyección de anestesia o para ser sometido a anestesia. Si tiene alguna inquietud o miedo, su veterinario estará encantado de aconsejarle sobre los posibles riesgos y efectos secundarios. Pero, en principio, el examen de rayos X no es peligroso para la nariz peluda y ayuda al médico a asignar síntomas no específicos a una causa. Por ejemplo, los vómitos en los gatos pueden tener una variedad de causas, incluida la insuficiencia renal o la inflamación del páncreas. Una vez que se descubre el motivo de la enfermedad de su gato, el veterinario puede iniciar el tratamiento adecuado.
Durante el examen, su tigre doméstico será examinado con rayos X, mediante los cuales los diferentes tipos de tejido permiten que la radiación pase a diferentes grados. Por otro lado, los rayos inciden en una pantalla especial o una película de rayos X. Los procesos en el cuerpo se pueden ver directamente en esta pantalla y se crea una foto en la película de rayos X. Las imágenes son bidimensionales, por lo que el veterinario suele tomar dos fotos desde diferentes lados para ver todas las áreas. De esta forma se pueden detectar cuerpos extraños, tumores o lesiones.
Examinar gato con agente de contraste
Para poder reconocer mejor los vasos sanguíneos y las cavidades corporales, el veterinario puede inyectar a su gato un medio de contraste antes del examen de rayos X. Si existe la sospecha de anomalías en el tracto gastrointestinal, el gatito puede, por ejemplo, tragar una tableta con agente de contraste. De esta forma, los órganos digestivos se vuelven más claramente visibles. Dependiendo de la complejidad, la radiografía suele costar entre unos 29 y unos 86 euros.
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