Vacaciones con tu perro
Se acercan las próximas vacaciones y el perro viene conmigo. Para que el viaje transcurra sin problemas, debe prestar atención a la dieta de su amigo de cuatro patas: confíe en métodos probados y evite los experimentos.
Su perro está tan emocionado como usted cuando las maletas están empacadas y toda la familia está lista para irse de vacaciones. Pero tanto la emoción como el nuevo entorno en el destino de vacaciones pueden golpear rápidamente el estómago: los amigos de cuatro patas son tan felices como los humanos. Es aún más importante que vigile de cerca la dieta de su protegido.
Nutrición en vacaciones: todo igual que antes
¿Tu perro tiene una comida favorita? Luego, primero asegúrese de que su plato favorito también esté disponible en su destino de vacaciones. Si este no es el caso, deberá hacer algo de espacio en la maleta y llevarse la comida de casa. Pero incluso si tu amigo de cuatro patas no prefiere una comida especial, no debes atreverte a experimentar durante los primeros días de tus vacaciones. Su compañero animal tiene bastante que ver con cambiar el medio ambiente y posiblemente también la temperatura.
¿Comida húmeda o seca para el perro?
También tenga en cuenta que la comida húmeda se echa a perder más rápido a altas temperaturas. Esto es especialmente importante cuando está de vacaciones en climas más cálidos. Lo mejor que puede hacer es cambiar la dieta de su perro a alimentos secos unas dos semanas antes del comienzo de sus vacaciones; esto le ahorrará a usted y a su amigo de cuatro patas mucho estrés. Además, solo alimente pequeñas cantidades, pero varias veces al día, para que el estómago no se estrese innecesariamente, especialmente a temperaturas más altas.
Proporcione suficiente agua
Brindar agua a su amigo de cuatro patas es incluso más importante que la comida adecuada. Esto no solo se aplica a las vacaciones en áreas particularmente cálidas, sino también cuando va a la montaña: si usted y su perro van alto, es probable que comiencen a bostezar debido al menor contenido de oxígeno en el aire. O de lo contrario, comienza a jadear. Con esto intenta equilibrar la presión sobre sus oídos. Ayúdelo dándole agua o un hueso para masticar; ambos lo alientan a tragar.
Recuerde tomar descansos regulares en caminatas largas o viajes en automóvil y darle algo de beber a su amigo de cuatro patas. El ejercicio ejerce tanta presión sobre su circulación como la tuya: nunca puede haber suficiente agua refrescante para beber.
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