Salud del perro
La EPI es una insuficiencia pancreática crónica en perros que requiere un tratamiento de por vida. No obstante, es posible una vida sana y feliz. Obtenga más información sobre las causas de los EPI y cómo se ve el diagnóstico aquí.
EPI es la abreviatura de "insuficiencia pancreática exocrina". La debilidad pancreática es, lamentablemente, incurable y, si no se trata, conduce a graves trastornos digestivos, que afectan a todo el organismo del amigo de cuatro patas. El problema con los EPI crónicos: el páncreas ya no segrega suficientes enzimas digestivas. Como resultado, la comida pasa por el intestino delgado sin descomponer grasas, proteínas ni carbohidratos. El resultado es una falta de nutrientes, ya que la mayoría de los nutrientes se excretan sin usar.
Posibles causas de EPI en el perro
Hay varias causas de EPI caninos que el veterinario puede identificar. Además de las causas hereditarias, ciertas afecciones preexistentes también pueden provocar insuficiencia pancreática exocrina. Estas causas son posibles, entre otras:
• Reacción autoinmune: una forma hereditaria de debilidad pancreática ocurre en perros jóvenes. Incluso si el páncreas inicialmente funciona normalmente, puede encogerse en la etapa de cachorro (atrofia pancreática) y los perros jóvenes muestran los primeros síntomas entre los primeros seis a 18 meses. La causa de esto es probablemente una reacción autoinmune que causa el encogimiento.
• Pancreatitis: los EPI también pueden desarrollarse como resultado de la inflamación del páncreas (pancreatitis). En casos raros, la inflamación aguda puede destruir tanto tejido que ya no hay suficientes células para cubrir la necesidad de enzimas digestivas.
• Un estrechamiento del canal pancreático puede provocar contrapresión y, por lo tanto, provocar inflamación y trastornos circulatorios, que pueden provocar EPI.
• Tumores: en casos muy raros, los tumores pueden desencadenar EPI.
• Enfermedad hereditaria: en los pastores alemanes, la EPI puede ser una enfermedad hereditaria.
Diagnóstico: ¿Cómo se puede diagnosticar la EPI?
El veterinario generalmente puede diagnosticar fácilmente los EPI con la ayuda de un análisis de sangre. El suero sanguíneo se examina centrándose en el llamado TLI (inmunorreactividad izquierda de tripsina). Esto se puede usar para determinar si el páncreas está funcionando normalmente o no. Si partes de estos no están activos y se libera muy poco tripsinógeno, el valor de TLI cae. Si cae por debajo de 2,5 microgramos por litro, el diagnóstico de insuficiencia pancreática exocrina en el perro es obvio. Las narices peludas sanas tienen un valor entre cinco y 45 microgramos por litro.
Si hace que examinen a su amigo de cuatro patas para ver si tiene EPI, es posible que sea necesario realizar otro análisis de sangre después del primer análisis de sangre. Este es el caso cuando el valor de TLI está en el área gris. Importante: su perro debe ayunar durante ocho a 12 horas antes de la medición del TLI. Su veterinario le informará de esto si lo peor llega a suceder.
En cuanto a la exploración y el diagnóstico, tiene sentido comprobar otros valores sanguíneos, como el contenido de vitamina B12 y el contenido de ácido fólico. Ambos pueden indicar un desequilibrio bacteriano en el intestino delgado.
Cómo puede reconocer la EPI en su perro y cuál es el tratamiento correcto, puede leer en la guía: "EPI en perros: debilidad pancreática crónica".
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